top of page

La Cima

Writer: Cristian AndradeCristian Andrade

Updated: Jul 25, 2023

–¡Abuelo! –le solté como quejándome– ¿Ya mero llegamos?

–No mijo, todavía nos queda mucho por andar. Pero mira, ven, vamos a subir un poco más, a la cima. Ahí, dónde ves ese árbol.

–¿Unas carreras Alex?

Al instante huyó, antes de que terminara de contestarme, corrió con todo lo que podía al árbol. Casi alcanzaba a mi hermano y por un instante dejó que casi lo alcanzara, pensando que dejaría la esperanza en vano, pero moví los pies con tanta voluntad que pude llegar a su lado, menos de medio paso atrás de él. Volteamos para buscar a mi abuelo pero no lo pudimos ver, la tierra que levantamos había opacado nuestra vista con una nube de polvo arenoso. Mi abuelo movió las manos en función de abanico, quitándoselo de la cara. En cuanto nos vio nos soltó una sonrisa, un gesto de, van a ver canijos.

Cuando llegó arriba, nos abrazó y nos dijo que miráramos lo que estaba a nuestro alrededor. Desde ahí se veían muchas montañas áridas, pedregosas, llenas y cubiertas de nopales, algunos ya con sus tunas y flores. Hacía mucho calor, sentía que hasta se me secaban las uñas, los pelos de mi cabeza tan calientes como si se estuvieran quemando. En eso mi abuelo nos llamó la atención.

–¡Hagan así! Volteen hacia acá, suban las manos, así, como sacando las alas para volar. ¡Rápido y cierren los ojos!

Soltamos una risa y preparamos las alas, los tres listos para despegar. En ese instante vino una brisa y nos sacudió el calor. Al instante una sonrisa se pintó en nuestras caras. Esperé hasta que dejara de sentir el viento antes de abrir los ojos de nuevo.

–¡Abuelo! ¿Cómo sabías que venía el viento?

–¡Sí! Nos dijiste mucho antes de que viniera.

El abuelo se rió de nosotros y se sentó en una piedra. Sacó una calabaza, algo que me pareció muy raro para guardar agua, tenía forma como de un fruto seco grandote o una pera grande, y para taparlo usaba un trozo de no sé qué. Tomó un poco y nos dio a nosotros también.

–Es que llevo muchos años cruzando por este lugar. Allá en la distancia… ¿ven a esas dos personas acostadas en la sombra, al lado de la hierba crecida, de este lado de los monos de maíz y del tractor? Bueno, desde que tenía más o menos su edad pasaba por ahí, antes bastante más, pero créanme, no ha cambiado mucho. Salía desde dónde salimos ahorita, la casa vieja que ahora solo sirve para guardar herramientas. Me acuerdo que hacía unos viajes por la noche, iba desde aquí hasta El Nagual, Tortugas, El Huasteco y de vez en cuando a El Sabinito Quemado, a muchos pueblos de por aquí. Tardaba como cuatro o cinco horas para ir y venir. Ya de vuelta, si sentía que me ganaba el sueño, en esta piedra me quedaba dormido un rato y amarraba a la mula en otro árbol que ya no está. –Le dio unos golpes a la peña, como acariciando a su vieja amiga, la compañera fiel de la sombra de ese árbol solitario y espinoso–. A veces hasta me dormía arriba de ella, Mula, se llamaba, –soltó entre una sonrisa triste–, ya conocía el camino. Y pues por aquí nunca ha habido peligro, por eso tu bisabuelo me mandaba solo. Estaba así como ahora, tranquilo, ni nadie que me molestara. Y cómo no vivían muchos por aquí, todos se conocían. Para protegerme, por si algo, la mula cargaba mi machete…

Mi hermano y yo quedamos atentos, admirándolo. No podía imaginarme arriba de tal animal cruzando por ahí en tantas noches innumerables. Se levantó, mientras contemplamos la vista avanzó unos cuantos pasos. Volteamos a ver todo de nuevo antes de seguir el camino. Mi abuelo nos hizo un gesto, corrimos para alcanzarlo, seguimos por el paisaje. Luego aprendí que solo pasaba cuando el sol se escondía porque en ese tiempo de sequía, el gobierno no permitía el consumo, producción, o venta del alcohol.

A unos cuantos pasos más mi abuelo nos hizo cómplices de un plan para espantar a sus amigos, los que estaban soñando en el pequeño oasis de la sombra. Se escondían de nuestra vista cerca del horizonte. El sol iba bajando y la luz se volvía amarillenta, un toque rojizo pintaba las pocas nubes dispersas…



Recent Posts

See All

Coincidir

Me siento en un bajo. Un bajo de la vida. Pero a la vez me siento contento. Porque si me siento en un bajo ahora es porque estaba en un...

Soy yo

In this moment I can feel alone And be alone And be content Perfectly I don’t want anything more I don’t long for anything Not anymore I...

Comments


bottom of page